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Conductas de riesgo: Seis síntomas que pueden revelar que tu hijo tiene una adicción



La palabra adicción tiene que ver con no decir, no hablar, evadir la expresión de lo que se está sintiendo con el objetivo de dejar de sentir.

Con frecuencia, pensar en un adicto nos lleva a alguien que está perdido y que consume todos los días; sin embargo, al inicio del consumo es prácticamente imperceptible tanto para el consumidor como para los que están junto a él. La conducta de probar está muy normalizada en esta sociedad; los adolescentes, como parte de su necesidad de pertenecer, tienden a ceder a la presión social y caen en la trampa de probar. Dependiendo del tipo de sustancia, se generará el primer enganche a ella.

El tabaco y el alcohol son drogas socialmente aceptadas que tienden a ser la puerta a sustancias como la mariguana para seguir subiendo de tono hasta que es evidente que la persona se encuentra totalmente enrolada.

La forma más frecuente en la que un padre se da cuenta de que su hijo está consumiendo alguna sustancia, es cuando el padre de alguno de los amigos de su hijo se atreve a decírselo; por ello, conocer a los papás del grupo es de suma importancia, de esta forma, pueden hacer equipo de contención entre todos.

La adicción es una enfermedad que debe ser atendida por especialistas de un equipo interdisciplinario.

Las razones principales por las que un adolescente consume sustancias pueden variar, entre ellas podemos encontrar de forma persistente:

  • Ser parte del grupo: es una causa muy común ya que es la tarea principal a lograr en la adolescencia cubriendo una necesidad básica del ser humano. La persona va a ceder con tal de estar con sus amigos.

  • Sociabilizar: La mayoría de las sustancias adictivas ofrecen la posibilidad de desinhibirse y de esta forma ellos pueden acercarse y actuar con más facilidad en el entorno en el que se encuentran.

  • Manejar situaciones de vida: A veces el adolescente pasa por momentos de cambios como divorcio de los padres, cambio de ciudad o de escuela y le es muy difícil lidiar con ello además de los cambios propios de la edad, y la droga hace que se sienta mejor al ayudarle a evadir por un momento la situación.

Algunos de los síntomas que presentan se pueden confundir con algún otro tipo de problema de salud mental o emocional que de cualquier forma debe ser tratado por un experto.

6 síntomas que no debes pasar nunca de largo:


  1. Mala dicción, ya sea que pronuncie muy rápido o lentamente. Esto es debido al uso ya sea de estimulantes o tranquilizantes.

  2. Ojos inyectados o uso de gotas para los ojos.

  3. Pupilas dilatadas o muy pequeñas.

  4. Cambio en el grupo de amigos.

  5. Actividades secretas.

  6. Inapetencia (por el uso de cocaína o metanfetaminas) o aumento de apetito (por el uso de la mariguana).

La adicción en el adolescente es un grito desesperado por ayuda, es la punta del iceberg, debajo se encuentra la insatisfacción, desensibilización, evasión, baja autoestima y mucha soledad.

Primero lo primero, prevenir:

  • Dejen claro en casa que el uso de drogas no es permitido.

  • ESCUCHA a tu hijo sin interrumpir, su dolor es real aunque a ti te parezca absurdo y sin sentido.

  • No des sermones, sé claro y concreto en las conversaciones. El spam de atención de un adolescente es corto.

  • Dedica un momento diario para conversar sobre lo que él está sintiendo sobre todo en un cambio en las rutinas de la familia.


Si encuentras que tu hijo está consumiendo alguna sustancia, no vaciles en buscar ayuda especializada profesional, el consumo puede aumentar rápidamente y el uso de sustancias que dañen de forma irreversible también.

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