Si alguna vez has retrasado tu cita con el dentista, has pospuesto inscribirte a natación, no te has dado el tiempo de arreglar tus papeles o reparar la bomba de agua, tranquilo, no eres el único. Resulta que aplazar asuntos pendientes, o dejar para mañana lo que podrías hacer hoy, es una costumbre muy humana conocida como procrastinación que además puede causar estragos emocionales, principalmente mermando la autoestima.
Para entender un poco más sobre esta palabra y lo que conlleva, iremos paso a paso.
¿Qué es procrastinación?
Es una actitud que consiste en el hábito de posponer actividades o situaciones que deben ser resueltas, sustituyéndolas por otras menos relevantes y más agradables de realizar.
En resumidas cuentas, es dejar para mañana lo que puedes hacer hoy, por que sí, porque no quieres y hay ¨otras cosas¨ en lista que sí te apetecen o te son más sencillas.
Al referirnos a la procrastinación, también debemos tomar en cuenta que se aplica a ese sentimiento de ansiedad frente a la realización de una tarea, la cual se percibe como abrumadora, aburrida, desafiante, inquietante, tediosa y estresante.
Todos estos sentimientos se dan porque muchas veces nos sentimos incapaces de cumplir una responsabilidad, y percibimos esta como algo que supera nuestras posibilidades, aunque no sea del todo cierto.
Entonces, ¿qué hago para dejar de procrastinar?
Conócete a ti mismo: Tomarte tu tiempo en el día para escribir qué te motiva a realizar acciones específicas, te ayudará a tener consciencia de por qué haces lo que haces, y esto puede ayudarte a descubrir a profundidad por qué procrastinas en ciertas labores y en otras no.
Aprende a decir no: Querer quedar bien con todos te hará quedar mal con muchos y contigo mismo. La próxima vez que te pidan un “favor” y este pueda interrumpir tu labor, piensa si esto te ayudará de un modo u otro a alcanzar tus objetivos a largo plazo.
Administra tu energía, no tu tiempo: Tus probabilidades de procrastinar cuando estás agotado o de mal humor, aumentan considerablemente. Por eso, enfócate en trabajar en tus mejores momentos, y para tener muchos “mejores momentos”, descansa lo suficiente, aliméntate bien y ejercítate.
Recuerda tu objetivo con frecuencia: Aprovecha tu creatividad, y mantente al tanto de tu objetivo a largo plazo. Pon recordatorios en tu ambiente, así, cuando tengas que realizar tareas que no sean muy motivadoras, recordarás el verdadero fin.
Organiza tus tareas y haz primero las que menos te agraden: Míralo de esta manera, mientras más rápido mejor.
Fíjate plazos: Asigna a tus tareas un periodo de tiempo en que deben ser realizadas y entregadas. Esto aumentará tu sentido de compromiso.
Tomate un descanso cada 45 minutos: Si los plazos de trabajo de tus tareas abarcan 45 minutos, después de este plazo, tómate un descanso de 5 a 10 minutos. Sal a caminar, refréscate. Es importante que durante este tiempo de descanso varíes el ambiente y no pienses en nada relacionado con la labor previa o siguiente.
Controla tu actitud perfeccionista: “Es mejor terminado que perfecto”
El perfeccionismo es una tentación cuando quieres obtener resultados envidiables, pero esos detalles pueden consumir tu tiempo. Mantén un balance, entre lo bien hecho y el plazo fijado para entrega.
Utiliza la automotivación: Después de culminar “esas tareas tan abrumadoras”, prémiate.
La automotivación juega un papel muy importante, tanto en tu autoestima como en tu deseo de superación personal.
Empieza: Lo más importante es dar el primer paso, sin este, no existen los demás.
Todas estas pautas son eficaces, lo que no quiere decir que sean sencillas de implementar o manejar con maestría. Lo que a Prepa Patria nos interesa, es que nuestros estudiantes las conozcan y que, para su puesta en práctica, reciban nuestra ayuda. El tema no es simple, porque la tendencia a la procrastinación está muy arraigada en nuestro cerebro; de hecho, podríamos decir que es natural. Pero es una batalla que merece la pena emprender.
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